viernes, 1 de abril de 2011

"El otro", en Cortazar y Borges

"Todo cuanto Borges ha escrito, es digno de leerse y conservarse..."
Alfonso Reyes

Cortazar en su cuento "Una flor amarilla" postula que la inmortalidad humana no se manifiesta en un sólo cuerpo sino que se trata de una sucesión de cuerpos que tienen una vida análoga.
En el relato, al romperse la sucesión con la muerte de "el otro", el hombre se percata de que es mortal. El único mortal.
En principio le agrada conocer que se extinguirá su vida miserable. Que será nada. Su teoría era la de la rueda hacia el infinito para cada individuo, es decir que todo aquel que nace es siempre alguien que ya ha muerto y repite su mismo destino. Alguien que ocupa su lugar y así sucesivamente.
Esto transformaría a cada individuo en inmortal porque sería la continuación del anterior.
Una tarde cruzando el Luxemburgo vio una flor amarilla. Lo impactó la belleza de la flor, se distrajo mirándola y fue como si la flor también lo mirara, pero el ya estaba condenado, el moriría un día para siempre y no habría nunca más una flor para él.
Es ahí cuando toma conciencia de que la vida no debía ser necesariamente miserable, y sí saberse valer de las cosas simples, como en este caso la belleza de la flor.
La cadena se había roto.

Borges tiene a mi criterio dos cuentos impecables con respecto a la otredad del ser humano, a ese otro desdoblado y diluido: "El otro" (El libro de arena, 1975) y "25 de Agosto de 1983" aunque el tema de la duplicidad sea símbolo de toda su obra.
Sin embargo y aunque el paralelismo con "La flor amarilla" lo establezco directamente con el primero de los citados, hoy les propongo "Borges y yo"

Al otro, a Borges, es a quien le ocurren las cosas.
Yo camino por Buenos Aires y me demoro, acaso ya mecánicamente, para mirar el arco de un zaguán y la puerta cancel; de Borges tengo noticias por el correo y veo su nombre en una terna de profesores o en un diccionario biográfico. Me gustan los relojes de arena, los mapas, la tipografía del siglo XVII, las etimologías, el sabor del café y la prosa de Stevenson; el otro comparte esas preferencias, pero de un modo vanidoso que las convierte en atributos de un actor. Sería exagerado afirmar que nuestra relación es hostil; yo vivo, yo me dejo vivir para que Borges pueda tramar su literatura y esa literatura me justifica. Nada me cuesta confesar que ha logrado ciertas páginas válidas, pero esas páginas no me pueden salvar, quizá porque lo bueno ya no es de nadie, ni siquiera del otro, sino del lenguaje o la tradición. Por lo demás, yo estoy destinado a perderme, definitivamente, y sólo algún instante de mí podrá sobrevivir en el otro. Poco a poco voy cediéndole todo, aunque me consta su perversa costumbre de falsear y magnificar. Spinoza entendió que todas las cosas quieren perseverar en su ser; la piedra eternamente quiere ser piedra y el tigre un tigre. Yo he de quedar en Borges, no en mí (si es que alguien soy), pero me reconozco menos en sus libros que en muchos otros o que en el laborioso rasgueo de una guitarra. Hace años yo traté de librarme de él y pasé de las mitologías del arrabal a los juegos con el tiempo y con lo infinito, pero esos juegos son de Borges ahora y tendré que idear otras cosas. Así mi vida es una fuga y todo lo pierdo y todo es del olvido, o del otro.
No sé cuál de los dos escribe esta página.

Aquí se da el doble positivo, que es algo más que la simple suma del talento y las habilidades.
Probablemente fue ello el sentido de Asterión cuando se deja matar por Teseo, no sólo para liberarse del laberinto mental en que estaba encerrado, sino también para convertirse en el otro mediante el mito y la posibilidad de la reinterpretación de este mito con los años y los siglos, y así asegurar la universalidad e inmortalidad. Borges resuelve así dos problemas; el primero: la estrategia a emplear para reconocerse a sí mismo como un hacedor consciente de su destino creativo.
Por lo que deja que su conocimiento y sensibilidad, y las posibilidades de conocer lo desconocido, se subordinen al otro ser que ha imaginado ser, y que al mismo tiempo no es él solamente, sino también todos los que nos identificamos con su proyección.
En este sentido, el otro para Borges es la posibilidad de comprenderse él mismo (y hacernos comprender) la inmortalidad del hombre.
El segundo problema es la trascendencia del ser humano en el ser imaginario y la conjunción del individuo con lo universal.
Borges de esta manera se suscribe a lo infinito.
El otro también es Dios y somos nosotros, somos nosotros mismos en nuestra identificación con Borges. Somos uno y todos al mismo tiempo.
Yo y nosotros somos el Aleph y viceversa…
Esto es como un camino para comprender que somos parte del sueño de Dios, porque, en última instancia, conformamos el corpus de Dios mismo. Tan bien demostrado en su sublime poema "Tú".

Un solo hombre ha nacido,
un solo hombre ha muerto en la tierra.
Afirmar lo contrario es mera estadística,
es una adición imposible.
No menos imposible que sumar el olor de la lluvia
y el sueño que anteanoche soñaste.
Ese hombre es Ulises, Abel, Caín,
el primer hombre que ordenó las constelaciones,
el hombre que erigió la primer pirámide,
el hombre que escribió los hexagramas del Libro de los Cambios,
el forjador que grabó runas en la espada de Hengist,
el arquero Einar Tamberskelver,
Luis de León,
el librero que engendró a Samuel Johnson,
el jardinero de Voltaire,
Darwin en la proa del Beagle,
un judío en la cámara letal,
con el tiempo,
tú y yo.
Un solo hombre ha muerto en Ilión,
en el Metauro,
en Hastings, en Austerlitz, en Trafalgar, en Gettysburg.
Un solo hombre ha muerto en los hospitales,
en barcos,
en la ardua soledad,
en la alcoba del hábito y del amor.
Un solo hombre ha mirado la vasta aurora.
Un solo hombre ha sentido en el paladar la frescura del agua,
el sabor de las frutas y de la carne.
Hablo del único,
del uno,
del que siempre está solo.

Fuente: cuaderno inédito "La razón de la mentira poética". Intuiciones (I)

11 comentarios:

  1. Enjundioso anàlisis, realmente.

    Sè que a Borges le retrucaron, allà por los 70, que si el mismo hombre nace una y otra vez, pero sin retener la conciencia, no es inmortalidad.

    Si no hay conciencia, y lo fìsico se pierde, no puede haber ciclo.

    Un abrazo.

    ResponderEliminar
  2. Pero en verdad, los otros, están en nosotros mismos e incluso quizás en los demás.

    ResponderEliminar
  3. Hola:
    Estuve recorriendo tu blog y me parece magnífico. Cotázar es uno de mis autores favoritos; Borger también. Dos tipos puros y originales de los que se puede aprender mucho. "La salud de los enfermos" es un relato de Cortázar que me gusta mucho.
    Seguiremos en contacto. Ah, y bienvenida al curso.
    Besotes, mil.

    ResponderEliminar
  4. LE ENVIO UNA CHARLA DE BORGES PUBLICADA EN EL DIARIO CLARÍN EN LOS 80, SOBRE BARUJ SPINOZA. NO SE SI LA TENDRÁ. ATTE.
    HORACIO B

    ResponderEliminar
  5. Todos los hombres el hombre, podría decirse también, como ha postulado alguna vez Cortázar en un imperdible reportaje ("A fondo" de la TV española, repuesto por canal Encuentro). También podría dar lugar a lecturas más íntimas. En el hombre público, uno dejar de ser uno, es formado por la mirada del otro, pero un otro impersonal, indefinido, distinto a lo que ocurre en la comunicación directa. Creo que por eso Borges habla de la vanidad del otro Borges; la figura pública, la impostura del famoso que impregna a la personalidad del privado, el íntimo. Bello texto y te felicito por este ensayo, motiva. Besos.

    ResponderEliminar
  6. Borges me parece tan fascinante, que siempre le descubro cosas nuevas. Intuyo un lenguaje arcano en sus cuentos, al que sólo podemos acceder gradualmente y a través de las sucesivas lecturas. Tal vez tenga que ver con la forma de entender la vida de cada uno de nosotros; unos la aprecian de una forma visionaria y clarividente, y otros sólo la intuyen.
    Por otro lado, y sin terminar de verle la relación, con frecuencia, al leerlo, me viene a la mente el pensamiento tan recurrente de los que iban a morir en los campos de exterminio: "¿cómo pueden los demás seguir viviendo tranquilamente?"

    Un saludo

    ResponderEliminar
  7. Rossina,excelente tu análisis de estos grandes maestros.Ambos se identificaron en cada ser humano,mirando en perspectiva los ciclos vitales y la rueda de la vida,que se repite...Cortázar así lo vió y a la vez vislumbró que cada vida es única e irrepetible.
    "Somos parte del sueño de Dios y formamos el corpus de Dios mismo..."Filosofía mística y transcendente.Borges vislumbró ese sueño divino,y quiso saber cómo se sentía ese Dios,que se repetía en cada uno de nosotros...Su mente fué capaz de idear,sentir y vivir en otras mentes,sertirse múltiple,perdido y hallado a la vez en ese sueño de Dios,que él ciertamente amó en sus letras.Me encanta esa superposición de vidas y mundos,que nos inspiró admirablemente.
    Mi felicitación amiga,por tu profundidad humana y literaria.
    Respecto a tu comentario te diré que,me gusta profundizar,observar,analizar...Y a veces queremos ayudar,pero,no es fácil,cada cual se cierra en su idea y en su dolor...Sólo nos queda esperar con respeto y amor.
    Te dejo mi abrazo inmenso.FELIZ FIN DE SEMANA,AMIGA.
    M.Jesús

    ResponderEliminar
  8. Borges fue un genio. Como le comenté, yo siempre le descubro matices nuevos.
    De haber sido uno de esos prisioneros de los campos de exterminio (sólo me separaron varias décadas), esa frase es la que se me habría pasado por la cabeza. Me atormentaría pensar cómo el mundo seguía girando y la gente riendo mientras un colectivo era exterminado impunemente mediante métodos industriales.
    Esto, además, me trae a la mente un maravilloso libro de Elie Wiesel titulado "La ciudad de la fortuna" (tengo un ejemplar firmado por el propio autor), donde el protagonista sobrevive al Holocausto a base de odio. Odia la indiferencia con que un vecino de su localidad contempla, a través de la venta y desayunando plácidamente, cómo el protagonista y otras muchas personas, son metidas en vagones de ganado y embarcadas hacia la muerte. Desde ese preciso momento, sólo piensa en retornar vivo y encarar la cobardía del voyeur.

    ResponderEliminar
  9. Respecto a Cortázar y la inmortalidad me gusta releer el cap151 que veré si copio acertadamente:
    "basta mirar un momento con los ojos de todos los días el comportamiento de un gato o de una mosca,para sentir que esa nueva visión a que tiende la ciencia,esa des-antropomofización que proponen urgentemente los biólogosy los físicos como única posibilidad de enlace con hechos tales como el instinto vegetal o la vida vegetal,no es otra cosa que la remota aislada insistente voz con que ciertas líneas del budismo,del vedanta, del sufismo,de la mística occidental,nos instan a renunciar de una vez por todas a la mortalidad´".
    En cuanto a Borges creo que "su filosofía" la expresa magníficamente en el poema Everness.
    Perdón por el comentario tan largo aunque insuficiente para mí, y felicitaciones por el blog.

    ResponderEliminar
  10. En realidad no respondí al verdadero tema que propones: el otro.Uno de los temas que siempre preocupó a Borges es "ese preciso instante en que uno sabe quién es".Creo que está relacionado con el tema del otro.
    En mi humilde opinión de lectora de Borges,yo no sé si él no presentía que había dos Borges (y no metafóricamente).Uno era el tímido librero, el hijo de una madre devoradora, el que se abrazó con un dictador, y otro el escritor. He conocido gente que tácitamente lo rechaza y ni siquiera lo lee por su posiciones políticas de "gran ciego" como dijo Sábato,creo.Todo escritor es humano así que tal vez el tema del otro es algo que no pudo descifrar dentro de sí mismo.
    ¿Quién soy yo? finaliza el poema El mar.
    Acaso nosotros,sus lectores nunca lo sabremos, pero lo leeremos casi con fanatismo.

    ResponderEliminar
  11. Te dejo hoy mi saludo, después de haber abierto puertas y haberlas recorrido con la vista... Tu espacio tiene mucho que ver y que leer y que disfrutar. Ahora bien, te diré que a cortazariana manera llegué a este texto hace unos días, buscando más información sobre un título de Borges que una visitante del Loser llamada Rochitas me había deslizado en un comentario. Volveremos a leernos. Un saludo.

    ResponderEliminar