por Federico Guerra
Semanario Lo Más Regional de Lomas de Zamora
Lunes 2 de mayo de 2005
Edición número 10 - Año 1
Edición número 10 - Año 1
Eran tiempos difíciles aquellos de fines de siglo XIX cuando el barro era una constante en las calles de Adrogué debido a inviernos lluviosos que hacían de las huellas polvorientas lagunas inciertas y difíciles para el acceso. Y era ahí, justamente cuando empezaba la labor interminable de los dueños de los almacenes de ramos generales que látigo en mano arriba del caballo hacían malabares para ganarle a la rigurosidad del clima.
Hoy en Adrogué, Quintana y De La Peña, fluye aún viva una esquina que lleva en su esencia ese sabor a campo traviesa e irradia con sus recuerdos olores a nostalgia de tiempos lejanos y de suburbio malevo.
En ese lugar se filmó la película "De eso no se habla" de María Luisa Bemberg y pasaron figuras como Marcelo Mastroiani, Joan Manuel Serrat, Luisina Brando.
Actualmente funciona como restaurante.
Es una esquina donde las anécdotas se han multiplicado en aquellos años de calles de barro y casas estilo chorizo, a lo largo.
Un almacén de ramos generales era lo que se erigía entre esos ladrillos a la vista que hoy cualquier visitante ve como una casona de antaño. Esta edificación tiene una historia particular que se ha gestado en 1870 cuando por ese tiempo confluían el Camino Real y el de Las Tropas (actuales avenida Hipólito Yrigoyen y avenida General Frías ). Confluencia aquella ganada por la geografía desnuda que hacía ver las distancias más cercanas.
De conchilla y sin revoque, esa estructura era punto de copas, cuentos y duelos borgeanos.
En 1924 el lugar tomó forma de bar y cuentan que Jorge Luis Borges inspiró de ese aire para poder escribir algún que otro cuento de malevos y cuadreros... como El Sur.
Allí se compraba de todo y quienes venían del campo traían sus listas en las que detallaban los víveres que se necesitaban todo el mes.
Y en ese reducto, a veces bravo, el almacenero hacía los paquetes mientras una grapa en esas mesas sin manteles era la compañía ideal junto a una charla con otros hombres que deambulaban por el local. Así se completaba la escenografía del almacén de ramos generales.
Páramos despoblados que según papeles amarillentos recién comenzaron a consolidarse como urbanos hacia la década del '40 del siglo pasado. Una gacetilla de remate de 1943 de la empresa Rufino de Elizalde & Compañía ofrecía en Adrogué, F.C.S., al lado de la estación Turdera, 189 lotes y una casa quinta con calles afirmadas pagas.
Tiempos donde todo se vendía suelto: desde el aceite hasta el vino. El azúcar se despachaba en papel madera y la yerba, también al peso.
Un trato amable entre el almacenero y el cliente era lo que amigaba al comprador y vendedor en esos años de casas sin ochavas con palenques para atar los caballos en la puerta de cada almacén.Distinta era esa comunicación a la que hoy se respira en las grandes tiendas y supermercados.
Así era la vida de aquellos años: distinta, de a caballo y con compras que se hacían en un solo lugar: el almacén de ramos generales.
Click aquí por El Sur de Borges
¿ese manuscrito es el original?...si es así, qué hallazgo!...No conocía la letra de Borges...no me la imaginaba tan parejita y pequeña. Se advierte mucho de su timidez en su caligrafía.
ResponderEliminarSobre el cuento El Sur creo que allí podemos ver al Borges más autóctono, ese que capta con maestría el ambiente de esos arrabales donde el barrio ya se hacía campo y su inmensidad se anticipaba en la quietud de esas calles de tierra y empedrados.
Según mi marido -fanático admirador borgiano- El Sur es el mejor cuento de Borges. Yo prefiero otros donde el aspecto mágico-misterioso juega un papel sobresaliente.
Como siempre, muy interesante tus artículos.
Un abrazo
Qué hallazgo! Y es mas que posible. Y si no es así, es evidente que fue en lugares parecidos, donde se compraba todo a granel y, a un lado había barra de estaño (de allí que se habla del hombre de mundo como que tiene estaño) donde se despachaban bebidas y, consecuentemente, se aligeraban lenguas y facones. Besos.
ResponderEliminarFascinante el escrito que propone sitios reales de donde surgen relatos, el Sur en concreto que a mi me gustó tanto cuando lo leí por primera vez que no se me ocurrió otra cosa que copiarlo a lápiz palabra a palabra, porque no encontré otra manera de homenajearlo. Y qué lástima la pérdida irreparable de esos lugares.
ResponderEliminarHola Rossina:
ResponderEliminarEs buenísima esta entrada.
La página es una extraordinaria.
Analizar estas cosas no es aconsejable; aún así te digo creo que el cuento no se escribió en el almacén, ni en la quinta, sino en la casa de Brown al 300 en Adrogué.
La hoja que mostrás, si te fijás bien, es la corrección de un boceto a otro. Increíble.
Saludos.
Qué hallazgo! Uno de los mejores escritores del siglo XX sin dudas... he leido todos sus libros y poemas y no he encontrado personas que tuvieran ese don unico de escribir de esa manera
ResponderEliminarfelicitaciones por tu blog
saludos
¿Cuál es la fuente de la página manuscrita del final de "El Sur"? ¿Podrías subir o mandarme el resto de las páginas? Te lo agradecería eternemente y aún después.
ResponderEliminarJosé
email: casitavinya@gmail.com