Si el sueño fuera (como dicen) una
tregua, un puro reposo de la mente,
¿por qué, si te despiertan bruscamente,
sientes que te han robado una fortuna?
¿Por qué es tan triste madrugar? La hora
nos despoja de un don inconcebible,
tan íntimo que sólo es traducible
en un sopor que la vigilia dora
de sueños, que bien pueden ser reflejos
truncos de los tesoros de la sombra,
de un orbe intemporal que no se nombra
y que el día deforma en sus espejos.
¿Quién serás esta noche en el oscuro
sueño, del otro lado de su muro?
Más allá de una rítmica muy lograda, lo concreto es que don Jorge no entendía el surrealismo. No hay muros, no hay descanso, sólo otras percepciones que quizá, por perversión de la conciencia, o tal vez por envidia, se empecina en tratar de olvidarlas. He aquí el manto irrazonable que desdeñaba su amado, la angustia de esa imposibilidad, en fin, su genialidad buscando otros horizontes, otras comprensiones. Así de monumental era, creo. Besos.
ResponderEliminarEs lo que siento al despertar, sobre todo cuando despierto como si me hubieran expulsado del sueño.
ResponderEliminarEl sueño del que habla Borges, no es el sueño que se dibuja habitualmente en las noches, creo que no se refiere al común sueño que es más que nada niebla y sentimientos extraños, ese sueño que Freud pretendió disolver en símbolos. El sueño de Borges esta irremediablemente mezclado con un sentimiento diríamos que de nostalgia, de deseos frustrados, el despertar no es más que eliminar la posibilidad de tener lo que queremos. Lo fundamental del sueño es que se desvanece entre las manos. Es como el amor, quizás. El sueño es alguien que siempre está despidiéndose. Comparto sobretodo la percepción de la realidad, de la vigilia, como un destierro.
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