Fotografía tomada en exposición Gallimard, 25 de junio de 2011
Casa de Victoria Ocampo - Casa de la Cultura del Fondo Nacional de las Artes
En Junio de 1932, luego de años de sentidos anhelos, amagues y frustrados intentos, el escritor francés Pierre Drieu La Rochelle (París, 3 de enero de 1893 - París, 15 de marzo de 1945) arribó a Buenos Aires en el que fue un viaje organizado por la revista Sur y Victoria Ocampo.
Su primera sensación fue de sorpresa. Drieu llegaba a la Argentina como colaborador regular en la mencionada Sur y tras ser publicado en el periódico La Nación.
Su llegada, de alguna forma homenajeaba a la figura del escritor francés tan importante para la cultura literaria sudamericana y –particularmente- la argentina.
Se conocen con Jorge Luís Borges, quien inmediatamente lo lleva a recorrer el Buenos Aires verdadero en lo que sería un extenso paseo nocturno. Ambos hombres visitan los bares bajos, algunos apagados cabarets; los barrios populares, plagados de pura identidad porteña, aquellas calles humedecidas por el exceso y marcadas de igual manera por grandeza y decadencia. Ese irrepetible encuentro dejaría una marca imborrable en Drieu quien en octubre del mismo año, y en pleno regreso a bordo del buque Atlantique, inmortaliza su sentir en un artículo para la revista Megáfono "Borges vale el viaje".
“Borges es esto, Borges es aquello. ¡Me han dicho tantas cosas en Buenos Aires sobre Borges! Hay quien me ha confiado que era un intelectual. Pero se equivocan de palabra, porque lo que quieren decir es que es inteligente, muy inteligente.
La gente a la que no le gusta la inteligencia suele emplear a menudo la palabra “intelectual”. Pero nosotros no les haremos caso y seguiremos apreciando a las personas inteligentes, por su rareza, por su vitalidad y por su variedad. Ser inteligente es, después de todo, estar vivo. No se puede ser inteligente sin estar vivo y cuando se es inteligente es, sobre todo, porque se es muchas cosas más. ¿Se ha visto a algún hombre inteligente que no tenga corazón, que no tenga sentidos? En caso afirmativo, es que no era inteligente. O bien se cree que un hombre inteligente no tiene corazón ni sentidos porque las manifestaciones de su corazón y de sus sentidos son sutiles y pueden pasar inadvertidas.
Ustedes, los señores anti intelectuales, se muestran fastidiados porque leen DISCUSIÓN, pero se ven obligados a leer también los poemas de Borges. Entonces, ¿Cómo librarse? ¿Insistiendo en decir que es demasiado intelectual?
Borges es un hermoso carácter. Es alegre y es triste, inteligente y sentimental, enamorado y privador de todo, nada conferenciante, pero muy instruido, igualmente capaz de análisis que de lirismo. ¿Por qué no ha de ser así? El hecho les sorprende.
Borges, que lo comprende todo, tiene pasiones demoledoras. Es todo pasión porque es inteligente. El hombre inteligente no teme sus pasiones, y las sirve con esta delicadeza, esta nobleza en sus opciones que lo distingue del fanático idiota. Borges escribe sobre el mito del infierno con una insensibilidad aparente que sólo puede engañar a los necios. Sabe muy bien que esto que niega tiene una lejana raíz auténtica en el corazón del hombre, y su experiencia del infierno se transparenta a través de sus líneas vigorosamente incrédulas. Un hombre verdaderamente inteligente, ni escéptico ni fanático, que tiene opiniones y que detrás de estas opiniones hace un meditación que matiza secretamente la expresión más tajante.Tranquiliza pensar que en todo país hay hombres con cabeza.
Esta rara población del mundo es la única cosa que justifica los viajes.
Pierre Drieu La Rochelle
Otro artículo muy interesante!
ResponderEliminarSaludos.
Rossina,gracias siempre por tus visitas,amiga.
ResponderEliminarA veces el tiempo es nuestro peor enemigo,pero intento venir.
Me encanta esa inteligencia de Borges,sensitiva,aguda,reflexiva,original,humana y divina a la vez...
La inteligencia lleva añadida la intuición,reflejo del corazón que ama y descubre cada día el milagro cercano,la lección para aprender y asimilar...
Me ha encantado tu post,amiga.
Te dejo mi felicitación y mi abrazo grande.
FELIZ SEMANA Y HASTA PRONTO.
M.Jesús
Es un buen artìculo.
ResponderEliminarPero me niego a aceptar que Borges era "un hombre con cabeza".
Buen escritor, sì.
Pero sus ideas polìticas correspondìan a una señora gorda de la sociedad rural.
Un abrazo.
Pero mire que es fana eh? jajajaja. Me gustó la diferenciación entre inteligente e intelectual y la pasión puesta por el entrevistado. Más allá de los pensamientos, es interesante esa distinción, porque a mí me parece lo mismo. Una persona muy informada en cuestiones del intelecto no es necesariamente inteligente. En general, son burócratas del pensamiento de turno, alcahuetes de la moda como las señoras que leen la Para Tí; y se tragan cada sapos que da gusto ver como regurgitan luego las conclusiones viscosas e inconsistentes de la vanidad del pensador de moda. En poco tiempo, desaparecen el autor y los "intelectuales" empiezan a llenar fórmulas y artículos con algún nuevo elegido. Sofistas del pensamiento, chupamedias de la cresta de la ola, informados sin capacidad de discernimiento. En fin, humanos, la mayoría de los humanos, aunque suene arrogante lo que digo. Si observamos un poco, más del 99 por ciento de la humanidad en este momento está pensando si come mañana, cómo sobrevive. Una minúscula porción de humanos cree dirigir los destinos de la humanidad, y de esa minúscula porción la inmensa mayoría sólo repite. Falta la manzana en el escritorio de la maestra y bingo. Besos.
ResponderEliminarY en aquel entonces cruzar el Atlántico era tomar un barco: es decir, era viajar-viajar. No quedan hoy borgeanas razones para embarcarse durante días, o cuando menos no son razones públicas. A quienes hoy merecen ser tachados de “intelectuales” como consecuencia de su inteligencia creativa realmente se les tacha, en sentido estricto, se les anula socialmente, se les proscribe, de tal modo que son otras inteligencias las que prosperan en nuestro tiempo, la inteligencia desalmada, la inteligencia fría.
ResponderEliminarSiempre me pregunto a qué clase de personas se las adjetiva como inteligentes, interesantes defñniciones y sobre todo, desde un punto lejanñ, hubo algo que me hizo sentir identificado con esta faceta de Jorge Luis que solo es vislumbrable desde una intimidad.
ResponderEliminarSaludos.
Rosina: siempre te leo y sí siempre es muy interesante.
ResponderEliminarMuy bueno Rosina!!
ResponderEliminarSaludos!
http://paradoenelabismo.blogspot.com
Esto, (tu texto) es un abanico abierto a la curiosidad de los que siempre queremos aprender. Merece la pena arrimarse a tu rincón.
ResponderEliminarEstoy totalmente de acuerdo con el comentario de Juan H.. .Sentido común, ¿verdad?
Un abrazo sincero y cómplice -
¡Bravo!, qué buena definición de la palabra inteligencia. Y cuánta gente la confunde con la mera habilidad para las matemáticas.
ResponderEliminarUn beso
Acabo de terminar "El fuego fatuo" un libro bellísimo.
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