TEODORO RUBÉN FREJTMAN SCHVARTZMAN, nace en Concordia, Entre Ríos, el 10 de enero de 1948, y desde 1977 reside en Montevideo. Colaborador de diversas publicaciones, actualmente es miembro de los equipos de las revistas montevideanas: Somos y Apuntes. Guitarrista, cantante, humorista, autor de temas para niños y de raíz folklórica, aforismos, cuentos y crónicas periodísticas, ha obtenido numerosos premios en certámenes literarios en Uruguay y en Argentina.
Tal vez te escriba un poema
el día que se me ocurra,
lo haré alzando mis pasos
silentes en la penumbra,
entre vereda y vereda
entre tu puerto y tu bruma
entre tu piel de cemento
y tu corazón de brújula.
Tal vez te escriba un poema
el día de mi locura,
será de letras, sin letras
será de voces mayúsculas,
creciendo desde tu arena
cantándote por tu espuma
trepándose por los barrios
que te sienten como única.
Tal vez te escriba un poema
la tarde de mi ternura,
quizá lo viva cercano
al aire de tu figura,
al eco de tus cantores
al solar de tu cultura
al viento de libertades
que tienes junto a tu música.
Tal vez te escriba un poema
la tarde que el alma triunfa,
irá prendido en el viento
irá aferrado a tu albúmina,
al son de tus campanarios
a tu mármol, tu estatura,
a tu calle de esperanza
al grito de tu tribuna.
Tal vez te escriba un poema
la noche que no haya luna
lo estrenaré en los rincones
de tu vientre, mar y cuna,
por las venas de tu gente,
por tu vértebra profunda,
por la escalera del tiempo
que se ciñe a tu cintura.
Tal vez te escriba un poema
la noche de hoy, o nunca,
dirá que estás embriagada
de colores, miel y frutas,
del deseo de los niños,
del amor, a sol y a oscuras,
de carnaval, de nostalgias,
de mate amargo y de rumbas.
Tal vez te escriba un poema,
Montevideo, me escuchas ?
Porque sí
Ese lunes que creaste desde el agua
en arterias se extendió como cemento
donde vagan y se funden las doctrinas
de tu músculo de historia y de silencios.
En la alquimia de la arena y la gramilla
y en el vértigo sutil de tus repechos
se forjaron al trabajo, por tu gloria
apellidos, los sin nombre, todo un pueblo.
Juan Vereda te cantó o te hizo tela
inspirado con un vino de febrero
y dejó que se cubrieran con tu manto
destilado en augurios de tu tiempo.
Hoy me invitas a tu seno libertario
masticando esa luz que llevas dentro
con el gol de la nostalgia enardecida
y el milagro de tu raza y de tu anhelo.
Es tu aroma con antiguo el que respiro
mientras leo en tu pared graffittis nuevos
y me nutro de tu ser, tu geografía
cuando bebo de tu escudo en mis cuadernos.
Eres plazas, eres olas, eres niños
eres notas, Facultades, mil Museos,
dame un diario para hacerte un reportaje
donde grites los acordes de tu acento.
Hoy que vengo por tomarte de la mano
porque juntos nos veamos de valseo
en abrazo interminable por la vida
hoy te canto, porque sí, Montevideo.
Mierda amiga.... pareces más celeste que yo.... aunque vos tenés tu visión nublada y lo veas naranja... es celeste... besos y gracias, me haces dudar. Anto
ResponderEliminarMe gustó sobre todo el dedicado a Montevideo. Tiene una musicalidad nada forzada y con ajustadas imágenes sensoriales.
ResponderEliminarSaludos!
Y es esa ternura acogedora, donde lo libertario, lo que no es aplastado por la maquinaria de la burocracia, el estado, el poder, la economía y esas sandeces, parece tener cabida en Montevideo. Es una ciudad que parece guardar una dimensión humana; y la comedia humana se desarrolla en sus calles con ese ritmo que parece ser vista tal un espectador y actor a la vez. Pero soy indigno de describir más frente a sus vivencias y desarrollo profesional en Montevideo; así que dejo el parloteo, la saludo con renovada gratitud y reverencia y me dedico a disfrutar de la poesía, a la que el anacronismo de la rima parece quedarle al talle, como a la ciudad vieja el mercado del puerto. Y salud con u. Medio y medio bien frappé recién descorchado.
ResponderEliminarMe voy para allá...no se, la amalgama de estos versos, de esta amorosa elegía a una ciudad, a una tierra me parece acertada por la elección de los temas: la nostalgia, los aromas, la luz, el tiempo y los rincones, todo ajeno a la ciudad entendida como conglomerado de casas y desdichas, tan gris y habitual por otros lares literarios. Me encantó la reiteración de la promesa de realizar el poema mientras lo va construyendo, como si un lugar no pudiera recibir mejor homenaje que la dedicación de unas palabras. Lo dicho, me voy para allá.
ResponderEliminarMuy interesante.
ResponderEliminarSaludos.
qué maravilla!
ResponderEliminarbesos, rossina*
Gracias.
ResponderEliminarPor publicarme en tu blog.
Es como una postal, -de esas que se mandan por Internet-, que introdujiste en la blogosfera justo el día de mi cumpleaños.
Y yo me vengo a enterar ahora...
(gracias, Google!)
Gracias! (ya lo dije, ¿no?)
Teodoro
pd: La voz: Ricardo Olivera, la guitarra: Mario Nuñez, el CD: De mis sueños con el alma, el texto: ya lo sabés.