domingo, 29 de agosto de 2010

Juan Carlos Onetti


Juan Carlos Onetti (Montevideo 1909 - Madrid 1994)

En realidad la escribí porque yo no me sentía feliz en la realidad en que estaba viviendo, de modo que se trataba de una posición de fuga y el deseo de existir en otro mundo en el que fuera posible respirar y no tener miedo. Esta es Santa María y éste es su origen. Yo era un demiurgo y podía construir una ciudad donde las cosas acontecieran como me diera la gana. Ahí se inició la saga de Santa María, donde los personajes van y vienen, mueren y resucitan. (Por Culpa de Fantomas, 1974)

Juan Carlos Onetti se ha convertido con el paso de los años en un escritor de culto, creador abstruso, difícil y oscuro, fabulador angustioso, que toca temas y asuntos que revelan el lado más cruel del ser humano.
Fascinado con la idea del mal, Onetti ha creado una extraordinaria galería de perdedores, de gente miserable marcada por la indiferencia moral que se mueve entre las sombras de la vida literaria, dejando para el lector una buena dosis de inmundicia y cochambre donde no faltan los pervertidos, los alcohólicos, las prostitutas, los asesinos, y violadores, gente frustrada que se inventa vidas interiores para paliar el efecto devastador de la implacable realidad.
Onetti ha explorado los límites del ser humano al tiempo que indagaba en las potencialidades de la propia literatura, lejos del nacionalismo temático y lejos de corrientes como el racionalismo, el criollismo, o el indigenismo tan propios del las primeras décadas del siglo xx.
Formado en la novela europea de raíz existencial , representada por el escritor francés Louis Ferdinand Celine, Onetti sigue muy de cerca a los grandes maestros norteamericanos, como William Faulkner, Ernest Hemingway, o John Dos Passos, y se forma de las técnicas de indagación psicológica características de la novela negra y policial de su tiempo, mostrando un cuadro inquietante sobre la soledad, la incomunicación, el sentido de la culpa, o la tendencia al Mal, lo que recuerda a otro escritor rioplatense como Ernesto Sábato, sin embargo, ninguno como Onetti ha llegado a representar con tanta crudeza las zonas oscuras del alma humana, tal y como aparecen en sus dos primeros títulos: El Pozo (1939) y Tierra de nadie (1941) que lo convierten muy pronto en un escritor maldito y muy incómodo para el canon oficial de la literatura uruguaya y argentina.
Onetti es un maestro a la hora de representar el mundo caótico que caracteriza a la urbe moderna, adelantándose a los novelistas más severos del boom, Onetti ha sido uno de los primeros escritores en comprender que toda obra es la suma de las estructuras y lenguaje, lo que ha permitido crear un universo asfixiante lleno de seres degradados, indiferentes, bordeando siempre la legalidad y la razón.
En sus novelas siempre parte de lo escatológico, de la cochambre de la vida cotidiana para ofrecer una visión nihilista de la vida y del hombre, marcada siempre por el fatalismo, lo que acerca a otro maestro, William Faulkner, y a un contemporáneo, Roberto Arlt.
Onetti se forma como escritor en los años 30 durante la llamada "década infame", en la que hay un verdadero descreimiento hacia el progreso técnico y mecánico que en algún modo se traduce en progreso humano. Perteneciente a la generación crítica o generación del 45, Onetti vivió el desencanto de los fallidos años 20, con sus pompas económicas desvanecidas y su confianza ciega en la sociedad próspera, que no supo ver el auge de los fascismos que habrían de tener punto final a las libertades individuales y colectivas con los golpes de estado de Uriburu en Argentina (1930) y Terra en Uruguay (1933) .
Su aceptación en los circuitos literarios ha sido lenta y desigual, sobretodo después de su recuperación en la década de los 60, con el impacto mediático de las novelas de Carlos Fuentes, Vargas Llosa y García Marquez.
No obstante, aunque tuvo un enorme prestigio dentro de su país, lo cierto es que su popularidad fue menor y a veces efímera dentro del continente americano, debido a los prejuicios con que buena parte de los lectores se acercó a una narrativa que resultaba muy incómoda por la falta de pudor con que el escritor uruguayo indagaba en las raíces del Mal en la sociedad contemporánea. La primera novela de la que tendremos noticias es Tiempo de abrazar, pero por razones muy diversas se perdió parte del manuscrito y no pudo publicarse en su totalidad hasta 1974. Por lo que se ha conservado sabemos que es una novela claustrofóbica y un tanto fragmentaria en su estructura siguiendo el magisterio de Faulkner con un trasfondo filósofico que recrea el mundo gris inestable de un adolescente, Julia Jason que se acerca a la madurez en medio de un reguero de frustraciones y busca el amor verdadero, quizás en honor a su apellido, en medio de los hastíos locales y familiares. En la novela ya aparece un tema que será crucial en toda narrativa onettiana: la ensoñación como antídoto frente al caos de la cotidianeidad y las obsesiones sexuales con el mundo de la prostitución. La primera edición del Pozo pasó inadvertida en el tiempo y hubo que esperar a la segunda en 1965, con prólogo de Angel Rama para que se viera como una obra maestra.
El pozo presenta de forma embrionaria los grandes temas de la literatura onettiana, como es el mundo urbano visto desde la periferia, los personajes fracasados que arrastran consigo la angustia existencial como ocurre con Eladio Linacero, protagonista de la novela o el pasado oscuro y tormentoso de muchos de los personajes de sus ficciones.
En medio de su fracaso existencial , Eladio, decide escribir de sus memorias a lo largo de una noche justo el cumplir sus 40 años, para poder revivirlas de nuevo y apostando a la realidad siguiendo la tradición de la novela confesional inaugurada por Dostoievski con memorias del subsuelo. En el pozo el lector sabe en todo momento que las pretensiones realistas de la narración son fallidas porque en sus recuerdos se mezclan los deseos, la imaginación y la ensoñación.
El protagonista, de forma voluntaria, tiende a camuflar los horrores del pasado, utilizando como coartada su propia realidad.
Onetti ha caracterizado a Eladio Linacero como un personaje con escasos recursos intelectuales por lo que el lector admite sin escrúpulos los datos de su pasado sumergiéndose junto a él en un pozo de agua sucia.
En el pozo el mundo descripto o Onetti está marcado por la extrema pobreza tanto física como espiritual, donde abundan los elementos nauseabundos como una metonimia del interior del personaje.
El título de la novela está relacionado con la patología del personaje.

9 comentarios:

  1. A MI ME ENCANTA ONETTI ROCHIS MUY LINDO LO QUE POSTEASTE NOS DA LA POSIBILIDAD DE CONOCER MUCHO MÁS

    BESOS

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  2. HOLA ROCHULI. ESTA MUY INTERESANTE LO QUE HACES CON LOS ESCRITORES.

    PUSE LA INVITACION PARA EL TALLER EN EL LOCAL.

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  3. Amigos uruguayos me recomendaron de Onetti, a quien no he leído, El pozo, La casa d la desgracia y La vida breve. Será El Pozo nomás (aquel por donde empiece) ya que vos también lo elegís.
    De la entrada anterior, ese "Todo y nada" de JLB sobre WS está muy lindo.
    Un abrazo

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  4. Ross' si hay algo excepcional en este mundo es la capacidad de recrear aspectos del ser humano aislados en individuos imaginado. Onetti es un maestro, tienes razón
    un abrazo fuerte
    bs

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  5. Muchas gracias por tu visita y tu comentario. Me ha resultado sorprendente que el poema que me has escrito de T.S.Eliot lo tengo escrito, desde que abrí el blog, en el lateral de mi espacio. ¡Muy curioso!

    Onetti me encanta y ha sido un placer encontrarme con tus letras.

    Un abrazo.

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  6. Hace tiempo que lo tengo entre mis pendientes. Disfruté mucho del post, me dieron ganas de leerlo. Un abrazo, Rochitas, este blog es maravilloso!

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  7. De este hombre, leì "Tierra de Nadie", que ganò un concurso, allà por los 50, creo.

    Se casò un montòn de veces, hasta con dos primas, hermanas entre ellas.

    El pozo, no lo leì.

    veremos.

    Un abrazo.

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  8. Gracias por tu visita a mi blog. Muy interesante el análisis y la información sobre Onetti, siempre enriquece saber un poco más, sobre todo a neófitos como yo.
    Un abrazo!!!

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  9. Onetti fue el primer autor que me volvió verdaderamente loca!!!!

    [Dejemos hablar al viento]

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