viernes, 2 de septiembre de 2011

El énfasis

Nos despedimos en una de las esquinas del Once.
Desde la otra vereda volví a mirar; usted se había dado vuelta y me dijo adiós con la mano.
Un río de vehículos y de gente corría entre nosotros; eran las cinco de una tarde cualquiera; cómo iba yo a saber que aquel río era el triste Aqueronte, el insuperable.
Ya no nos vimos y un año después usted había muerto.
Y ahora yo busco esa memoria y la miro y pienso que era falsa y que detrás de la despedida trivial estaba la infinita separación. Anoche no salí después de comer y releí, para comprender estas cosas, la última enseñanza que Platón pone en boca de su maestro. Leí que el alma puede huir cuando muere la carne.
Y ahora no sé si la verdad está en la aciaga interpretación ulterior o en la despedida inocente.
Porque si no mueren las almas, está muy bien que en sus despedidas no haya énfasis. Decirse adiós es negar la separación, es decir: Hoy jugamos a separarnos pero nos veremos mañana. Los hombres inventaron el adiós porque se saben de algún modo inmortales, aunque se juzguen contingentes y efímeros.
Delia: alguna vez anudaremos ¿junto a qué río? este diálogo incierto y nos preguntaremos si alguna vez, en una ciudad que se perdía en una llanura, fuimos Borges y Delia.

"Delia Elena San Marco", El Hacedor
Jorge Luis Borges, 1960

..."Beatriz no quiso ver el barco; la despedida, a su entender, era un énfasis, una insensata fiesta de la desdicha, y ella detestaba los énfasis. Nos dijimos adiós en la biblioteca donde nos conocimos en otro invierno. Soy un hombre cobarde , no le dejé mi dirección, para eludir la angustia de esperar cartas.
He notado que los viajes de vuelta duran menos que los de ida, pero la travesía del Atlántico, pesada de recuerdos y de zozobras me pareció muy larga. Nada me dolía tanto como pensar que paralelamente a mi vida, Beatriz iría viviendo la suya, minuto por minuto y noche por noche. Escribí una carta de muchas páginas que rompí al zarpar de Montevideo"...

"El Congreso", El libro de arena
Jorges Luis Borges, 1975

7 comentarios:

  1. IM PRE SIO NAN TE!!!!!!!!!!!! LAS DESPEDIDAS ENVUELVEN TANTOS MISTERIOS, TANTA INCERTIDUMBRE, TANTO RECUERDO.
    DECIR UN ADIÓS, UN HASTA LUEGO, SIN SABER VERDADERAMENTE SI VOLVERÁ A HABER UN HOLA, UNA BIENVENIDA.
    MEJOR NO ESCRIBIR LOS ADIOSES.
    TAL VEZ MEJOR SEGUIR RECORDANDO QUE ALGUNA VEZ FUIMOS.

    BUEN FIN DE SEMANA!!!!!

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  2. Muy interesante hallazgo, una demostración de que todo escritor tiene ciertas ideas fuerza que se reiteran, sin que eso sea plagio de sí mismo. En la flema genealógica de Borges, esa recreación de elusión del énfasis es parte de su aversión a lo patético, me parece. En realidad, ha enfatizado su rechazo al énfasis jajajaja!!! Besos, un placer pasar por aquí.

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  3. Hola Rossina:

    Es muy bueno este post, y queda claro que hay rasgos comunes en los escritos.
    También considero un hallazgo la similitud.

    Hay varias despedidas memorables en Borges, que podrían fundirse y asimilarse: la primera que se me ocurre es la de Beatriz Viterbo -El Aleph- que murió sin rebajarse "un solo instante ni al sentimentalismo ni al miedo...".
    (Hace unas semanas rescataste en este foro una palabras cercanas a la cita, escritas por el maestro: "Cambiará el universo pero yo no...").

    Otra magistral es la que le brinda a la muerte Teodelina Villar -El Zahir-, en la larga noche del velorio la deja "Rígida entre las flores, perfeccionando su desdén por la muerte...".

    En "La noche de los dones", de un fugaz debut sexual se pasa a una despedida, donde: "No hubo una palabra ni un beso... No volveríamos a vernos y no supe nunca su nombre".

    En "El encuentro", un Borges de nueve o diez años dice que "...quienes fueron testigos del episodio juraron un solemne silencio. También yo alcé la mano para jurar...".

    En "Fragmentos de un Evangelio Apócrifo":

    "25. No jures, porque todo juramento es un énfasis."

    Es un placer leerte, tu laberinto con espejos me pierde.

    Saludos.
    Daniel.

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  4. Claro Lu, los adioses ya los escribió Onetti y ahí si que no sería reescritura...
    Ya sabemos que no tuve el coraje del narrador del Congreso para romper las cartas al zarpar del puerto de Montevideo.

    Exactamente Javier, dejó más que clara su aversión por los énfasis...
    Aprecio muchísimo todos tus aportes. No dejes de hacerlos.

    Daniel
    Y A MI ME PIERDEN SUS COMMENTS.
    CON PARTICIPANTES ASI DA GUSTO. NO DUDO QUE EL GRADO DE ADICCION DE AMBOS ES MUY SIMILAR. ADORE TODAS SUS CITAS.
    RECUERDO QUE ARME UN POST QUE SE LLAMABA EL HALLAZGO DESPUES DE LA PERDIDA Y CITABA JUSTAMENTE A EL ZAHIR Y EL ALEPH.
    CASUALMENTE EL TOPICO FUE ELEGIDO POR UNO DE LOS DISERTANTES DE BORGES LECTOR EN SU PONENCIA SOBRE EL VINCULO ENTRE DE QUINCEY Y BORGES.
    MAÑANA SIN FALTA TE REENVIO LA PONENCIA "RELEO A POE".
    ...NO JURES PORQUE TODO JURAMENTO ES UN ENFASIS... BIEN AHI.

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  5. un elemento borgeano no por todos visto. el énfasis, aquí, claramente expuesto.
    igualmente, pienso, aunque innombrado, borges siempre le ha dado énfasis a lo efímero de la vida.

    besos, rossina*

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  6. Rossina.

    Muchas gracias por tu visita y por tu comentario.
    Un placer leerte.

    Raúl
    El alma difusa.

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  7. Borges tenia esa manía tan encomiable de usar a los filósofos, al Platón, a Berkeley, al Zenón, a quién fuese de una forma irónica, como tomando en serio sus ideas para sus cuentos, o al menos eso dicen, el caso es que en este de Elena en concreto, en el que se ampara en Socrates para justificar una despedida sin énfasis, me parece, por la forma, por la emoción, algo grande, un homenaje a la memoria insuperable.

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