lunes, 19 de noviembre de 2012

Victoria Cirlot en Argentina


Hace exactamente un mes, el miércoles 17 de octubre, la barcelonesa Victoria Cirlot, catedrática de Filología Románica de la Universidad Pompeu Fabra, especialista en la Edad Media, la cultura caballeresca y la mística cristiana, ofreció una conferencia en el Auditorio del Malba, con entrada libre y gratuita. Al día siguiente, Cirlot dialogó con Bernardo Nante sobre El libro rojo de Carl G. Jung, en la Fundación que él mismo preside, denominada Fundación Vocación Humana. Y el sábado, en el Malba, dio una clase denominada “Mundus Imaginalis: La floración de las imágenes-símbolos en la mística medieval y en el arte del siglo XX”.

El día viernes 19 -el tercero en esta serie de presentaciones-, la cita fue en la Oficina Cultural de la Embajada de España (CCEBA, Florida 953). La autora presentó el Diccionario de Símbolos de Juan Eduardo Cirlot (su padre), y dialogó con el filólogo y especialista en literatura de la Edad Media española Leonardo Funes, y el poeta y periodista Jorge Aulicino. Victoria Cirlot señaló que “desde los egipcios, la simbología ha sido la gran ciencia de la antigüedad. En Oriente ha perdurado sin interrupción hasta ya entrado el siglo XX y en Occidente inspiró todo el arte medieval y, en gran medida, el renacentista y barroco, hasta que el descubrimiento del 'inconsciente' volvió a recuperar los símbolos en ámbitos y maneras muy distintos”.
Publicado por primera vez en 1958 bajo el título Diccionario de símbolos tradicionales, es la obra en prosa más importante del poeta y crítico de arte Juan Eduardo Cirlot.
Para quien no conozca a Victoria Cirlot, entre su vasta experiencia se cuenta el haber realizado diversas traducciones de los ciclos de novelas artúricas de los siglos XII y XIII del francés antiguo, como por ejemplo Perlesvaus o El alto libro del Grial , y también de lírica. Entre sus libros dedicados al ciclo artúrico se destaca Figuras del destino. Mitos y símbolos de la Europa medieval (Siruela, Madrid 2005). En el ámbito de la mística medieval se ha ocupado de Hildegard von Bingen (Vida y visiones de Hildegard von Bingen, Siruela, Madrid 1997-2006), así como de otras escritoras místicas (La mirada interior. Escritoras místicas y visionarias de la Edad Media, Siruela, Madrid 2008, en colaboración). Ha trabajado acerca del fenómeno visionario en estudios comparativos de la Edad Media y siglo XX: Hildegard von Bingen y la tradición visionaria de Occidente, Herder, Barcelona 2005, y en La visión abierta. El mito del Grial y el surrealismo, Siruela, Madrid 2010).
Desde hace años, Cirlot investiga la obra de Hildegard von Bingen (1098-1179), abadesa de Ruperstberg, autora de libros teológicos como Scivias  (Conoce los caminos), poético-musicales (Sinfonía de la armonía de las revelaciones celestiales ) y tratados sobre la ciencia natural de su época. "Fue una mujer fascinante -dice Cirlot-. Pensar que una mujer en el siglo XII pudo llegar a escribir, hablar delante de la catedral de Colonia, dirigirse al clero y decirle nada menos que a Federico Barbarroja lo que debía hacer y lo que no debía hacer nos resulta extraordinario. Y lo era", explica que muchos estudiosos consideran que sólo hay que estudiar a Hildegard desde el punto de vista teológico o el de la didáctica que creó para enseñar a sus monjas, y que sus visiones fueron entendidas como un desarrollo didáctico por imágenes "Sabemos, por una biografía en la que abundan pasajes autobiográficos, que ella tuvo esas experiencias desde su infancia, pero el gran suceso visionario se produjo cuando tenía 42 años. En una carta dirigida a Guibert de Gembloux, un filósofo coetáneo, ella relata cómo se producían esas visiones que proporcionaron la estructura de su obra profética en la que, además de describírselas, se las representa mediante miniaturas que iluminaron al menos dos de sus libros, en tres manuscritos que se presentan así como frescos monumentales. La proximidad de la descripción verbal y la imagen lleva a pensar que, si las miniaturas no fueron hechas por la visionaria, lo más posible es que ella haya dirigido a quien las realizó". Esa profusión de imágenes sugirió a Cirlot la idea de comparar la experiencia de la mística con la de los surrealistas franceses. "Pensé que esa confrontación me permitiría entender mejor la experiencia visionaria. Porque el lenguaje de Hildegard es el de su época, estamos alejados ocho siglos de ella, mientras que el de los surrealistas es el nuestro, no hay esa distancia tremenda, esa alteridad tan brutal que nos separa de Hildegard.
Cirlot establece una diferencia entre las imágenes que provienen del pensamiento y las que proceden de una visión: "En la aparición de las imágenes, hay una espontaneidad absoluta. No estamos ante un yo que piensa y crea la imagen (eso es lo que se llama fantasía, la imagen que procede del pensamiento y, por tanto, del sujeto). Estamos ante una recepción de imágenes, por eso hablo de floración, en la que el sujeto no interviene. En una cultura sagrada, se dice que el sujeto las recibe de Dios, como decían Hildegard o Juan de Patmos, porque el modelo es el Apocalipsis. Ernst cuenta que él está callado, pasivo y espera que salgan las imágenes; en su lenguaje, es del inconsciente de donde provienen las imágenes. Al definirse como canales a través de los cuales las imágenes pasan, Hildegard se reclama instrumento divino mientras que, de ese modo, Ernst niega la figura romántica del genio. Pero el mecanismo es el mismo. Desde Ernst hasta Joan Miró, que cuenta que eso le ocurrió cuando estaba en la calle Blondel, en París, y no comía, porque no tenía un céntimo. El nuevo mundo de Miró sale de toda una época de experiencia visionaria."
En Buenos Aires, adonde llegó invitada por el Malba para la presentación de un número de El hilo de Ariadna en el que colaboró, Cirlot manifestó su apreciación por la obra de Xul Solar, en la que cree descubrir huellas del mismo proceso: "Xul Solar es un visionario. La luz que impregna su obra es inequívoca: una luminosidad extraña que remite a un mundo otro, que justamente es el objeto de la visión. Hablamos de visionario cuando lo que se ve no es el mundo que nos rodea sino otro mundo, que no se percibe mediante el ojo físico sino mediante lo que llamamos el ojo interior. Sólo el sentido corporal ve las cosas visibles, pero sólo el ojo del corazón ve las cosas invisibles”...
Cirlot piensa que la capacidad visionaria depende de una facultad vinculada con los procesos creativos: "Creo que ciertas personas tienen esa facultad y que el conocimiento mayor del cerebro fijará una facultad visionaria. No es algo tan extraordinario o extraño, sino algo íntimamente relacionado con el proceso creador, con el enigma de la creación. Si hay un enigma, lo hay tanto en el ser creador como en el visionario. Hablamos de cosas que parecen diferentes porque lo hacemos en culturas diferentes pero, en realidad, pienso que la experiencia es la misma".

11 comentarios:

  1. Confieso que al leer sobre la especialidad de la temática que desarrolla la catedrática, me sentí abrumada, ajena, quizás a la enormidad y a la lejanía temporal que me imponían citas y autores a los que alude, pero, después de ahondar un poco en los temas que desarrolla, confieso que me resultó muy atractivo. Muy cercano al misticismo y la simbología a los que Borges suele aludir.
    Muchas gracias por acercarme a estas cosas que, de otro modo, probablemente me pasarían desapercibidas.
    Un abrazo

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  2. Neo, me pasó lo mismo cuando me sugirieron cubrir los eventos para una edición en papel. Pero en la mitad de la primer charla ya estaba tele transportada a otro plano, y me dije "no dejo de seguirla hasta que vuelva a España". Ha hablado sobre la educación, y el rol docente, sobre la mística de la espada, los símbolos del libro rojo de jung explicados de la manera más didáctica. Fue un supremo hallazgo y placer.

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  3. Me pareció un muy buen artículo. Claro dice todo, no quedan dudas. No es solo un texto extraído, es tu vivencia volcada y me gustó.

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  4. Es una excelente oradora. La he seguido en alguna de sus charlas en el Ateneo Barcelones, y coincidimos en un homenaje a un amigo común que se nos fue de repente, un gran poeta catalán "José luis Jimenez Frontín (que recomiendo) que compartió con ella además de una gran amistad el respeto por las letras (ha prologado alguno de sus libros).

    Gracias Rossina por acercarnos siempre a un buen material literario.

    Un beso

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  5. Gracias Rossina por la nota, la disfrute mucho!

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  6. Rochi, me fui perdiendo, intentando seguirte, pero ahì quedé con el tema. Esto no quita que siga pensando que sos una grosa.

    Beso y vuelvo...de acà siempre me voy un poquito menos ignorante.

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  7. En el diccionario de su padre hay una definición del símbolo del espejo, en el que aparece como un objeto que permite al alma disociarse, pasar "al otro lado", como la Alicia de Carroll. Yo creo que Victoria permite un poco esto, la posibilidad magnifica de adentrarnos en mundos desconocidos y esencialmente bellos, el pasado, la mística, Hildegarda y también de establecer puentes entre entes aparentemente ajenos como esos senderos medievales y los surrealistas. Una gran suerte escucharla, por lo visto. Me alegro que tuvieras esta oportunidad.

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  8. Un muy buen articulo, no la conocia, gracias por compartir, un beso

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  9. Excelente tu blog, que leeré con más detenimiento. Siguen las "coincidencias", estoy yendo a Vocación Humana, no para la formación, sino a un taller literario coordinado por Guadalupe Wernicke.
    Nos seguiremos visitando...
    Abrazos

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  10. No la conocía, pero por lo que cuentas sus porpuestas oratorias son interesantes.

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  11. Muy buena la nota y muy interesante, gracias por tomarte el trabajo de compartirla.. saludos

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