jueves, 3 de junio de 2010

"1964"

I

Ya no es mágico el mundo. Te han dejado.
Ya no compartirás la clara luna
ni los lentos jardines. Ya no hay una
luna que no sea espejo del pasado,

cristal de soledad, sol de agonías.
Adiós las mutuas manos y las sienes
que acercaba el amor. Hoy sólo tienes
la fiel memoria y los desiertos días
.

Nadie pierde (repites vanamente)
sino lo que no tiene y no ha tenido
nunca, pero no basta ser valiente

para aprender el arte del olvido.
Un símbolo, una rosa, te desgarra
y te puede matar una guitarra.

II

Ya no seré feliz. Tal vez no importa.
Hay tantas otras cosas en el mundo;
un instante cualquiera es más profundo
y diverso que el mar. La vida es corta

y aunque las horas son tan largas, una
oscura maravilla nos acecha,
la muerte, ese otro mar, esa otra flecha
que nos libra del sol y de la luna

y del amor.
La dicha que me diste
y me quitaste debe ser borrada;
lo que era todo tiene que ser nada.

Sólo que me queda el goce de estar triste,
esa vana costumbre que me inclina
al Sur, a cierta puerta, a cierta esquina.



He resaltado en grises las partes más analizadas del poema.

Somos nuestro pasado. Sólo tenemos lo que hemos sido, ¿Por qué entonces olvidarlo?, si además no basta ser valiente para aprender "el arte del olvido", cuando una rosa, un acorde, o un simple símbolo nos vuelve a retrotraer. Cuando tenemos únicamente nuestro pasado, y el presente es un instante en la inmensa eternidad. Tampoco tenemos el futuro que aún no ha llegado. ¿Para qué olvidar, dar vuelta la página, si sólo somos lo que hemos sido?
Esa mujer que ya nos ahorró la incertidumbre de la víspera, las historias de amor del pasado que en el recuerdo se vuelven perfectas...
La muerte como una oscura maravilla que nos acecha, como otra mar, como otra flecha que sólo nos hará libres.
Y la carencia de importancia que tiene el hecho de no volver feliz, habiendo tantas otras cosas en el mundo, como lo instantes -más profundos y diversos que el mismo mar-.
La vida corta, aunque largas sus horas...

3 comentarios:

  1. mi querida Rossi, de este poema de Borges, que creo leí por vez primera cuando tenía 15 o 16 años, se me grabó a fuego la última estrofa. Para limpiarme del goce de estar triste, fue que escribí mis "patios" muchos años después, sin ánimo ni intención, por supuesto, de parecerme a Borges (al que conocí personalmente, en una de esas locuras de adolescente, haciéndole un reportaje para el cole con tres compas), ya que él es único e irrepetible.
    Un abrazo enorme,Rossi*

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  2. sin palabras me quedo...
    no lo conocia...
    y pareciera que borges hablara por mi...
    gracias infinitas..
    lo publicare en mi blog...
    gracias de corazon...
    un abrazo

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  3. Gracias por tu visita y por conducirme hasta aquí.Un abrazo

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