Glauce Baldovin nació en Río Cuarto, Córdoba, en 1928. Sufrió y vivió, como tantos otros, los años de dictadura que acosaron a nuestro país. El secuestro de uno de sus hijos la convirtió en sobreviviente. Y permanecer, ser ella la que escarbara, "en el vientre de la tierra", "tratando de encontrar sus huesos,su ultima lágrima, su corazón de acero"
Su poesía, signo del dolor, furiosa llena de vértigo, de pronto parece estallar en nuestras manos, dejando nos una brasa incandescente. Cuando el arte nace del sufrimiento tiende a volverse grito, necesidad de expresar lo que brota desde la hondura del desasociego, romper los límites, librándose así de los padecimientos. Glauce Baldovin hundida en su aislamiento nos grita, pero a la vez parece susurrarnos, acerca su boca a nuestros oídos y musita frases ininteligibles casi aparejadas al silencio, porque para ella El silencio es la violencia.
En 1972 obtiene el premio Casa de las Américas por su libro La Militancia.De su amplia obra se han publicado hasta el momento:
Poemas (1986)
Libro de la soledad (1989)
De los poetas (1991)
Libro del amor (1993)
Con los Gatos el Silencio (1994)
Nuestra casa en el tercer mundo (1995)
Poemas crueles (1996)
Libro de maría- Libro de Isidro (1997)
Yo Seclaud (1999)
El rostro en la mano (2006)
Promesa postergada- Huésped en el Laberinto (2009)
Aún no sé cómo llego a pesar de todos los años transcurridos.
Se sentó frente a mí.
yo tejía una bufanda con agujas de metal blanco
o de un gris casi blando
y me pidió que siguiera tejiendo.
Quería ver como movía las manos.
Nunca le pregunté por temor quizás a la respuesta
o porque estando con ella era tanto lo que teníamos que hablar
tan sugestivo el silencio,
que ese detalle el por qué, el cómo
perdía importancia.
Lo único que recuerdo
y que se repite a diario
entre esfumado
entre nebuloso
es que las anémonas violetas que llenaban la jarra de plata
se marchitaron de pronto
y los pétalos blanquecinos lilas de ceniza
cayeron a la mesa
al suelo.
Se levantó el velo
que le cubría el rostro
y sus ojos azules, negro de tan azules,
se clavaron en mis ojos.
Nunca mas hablamos de ello
pero cuando me dijo
después de haber recorrido toda la casa
de haberse detenido en los rincones, en las colchas, en los espejos
"Yo soy tu soledad"
nos abrazamos entre llorando y riendo
nos acariciamos la cabeza
y fue el momento más tierno del que tengo memoria.Libro de la soledad (1989)
Vuelvo temprano
Ella me aguarda leyendo el destino en las hojas de té
bordando paneles con pájaros rosados.
A veces calla
y espera que sea yo quien hable de las últimas lluvias
de la revolución que avanza.
A veces habla.
Como una bruja que dice que hice en el día
en la noche
y por qué lo hice
A veces callamos las dos
descorremos las cortinas
y miramos en el horizonte no sé si el pasado o el futuro.
Libro de la soledad (1989)
Magnífica recuperación, Rosina. Enhorabuena.
ResponderEliminarQué hermoso dolor se siente leyéndola,,Transmite el desgarro que se siente en el instante de la creación..Gracias Rossina,,
ResponderEliminarGracias a los 2. Los esperaba. ¡Quiero libros de ella Beatriz y Antonio! He comprobado que no hay NADA en Mercado Libre...
ResponderEliminarEs de Río Cuarto como uds y poeta, y tanto más en común.
A veces calla, a veces habla como una bruja.
ResponderEliminarBrujos, brujas...
Un horror.
El primer poema, ese que contiene versos sobre el azul y la ceniza, me parece la más bella personificación de la soledad que haya leído últimamente ; del segundo, me encanta esa alternancia rítmica entre el habla y el silencio, creo que esta poeta sabía de lo que hablaba, ¡otro gran descubrimiento para la colección!
ResponderEliminarQuerida Glauce: tengo toda tu obra porque me la regalaron tus amigos poetas cordobeses que son mis hermanos como ellos eran y son los tuyos. Gracias por enseñarnos a vivir en el mas grande dolor y las pequeñas y más ífimas alegrías. Concepción Bertone
ResponderEliminarmuchas gracias...
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