martes, 17 de febrero de 2015

Gustavo Adolfo Bécquer (17/2/1836)

Casa natal de Bécquer en Sevilla



















Hoy como ayer mañana como hoy

Hoy como ayer, mañana como hoy, 
¡y siempre igual! 
un cielo gris, un horizonte eterno, 
¡y andar... andar! 

Moviéndose a compás, como una estúpida 
máquina, el corazón; 
la torpe inteligencia, del cerebro 
dormía en un rincón. 

El alma, que ambiciona un paraíso, 
buscándolo sin fe; 
fatiga, sin objeto, ola que rueda 
ignorando por qué. 

Voz que incesante con el mismo tono 
canta el mismo cantar; 
gota de agua monótona que cae, 
y cae sin cesar. 

Así van deslizándose los días 
unos de otros en pos, 
hoy lo mismo que ayer... y todos ellos 
sin goce ni dolor. 

¡Ay! a veces me acuerdo suspirando 
del antiguo sufrir... 
Amargo es el dolor; pero siquiera 
¡padecer es vivir!

3 comentarios:

  1. Parece un señalador, no sé lo que le pasa a blogger.
    Sepan disculpar.
    Tampoco me toma el color de fondo...

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  2. Un tristísimo poema de Bécquer...Y es que cuando falta el amor los días se convierten en un fluir monótono y aburrido, que casi duele, porque nos lleva por delante...Qué razón tiene y qué sensibilidad para intuirlo y sentirlo todo...Un grande de nuestra literatura, sin duda, amiga...Un beso Rosina.
    M.Jesús

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