viernes, 27 de febrero de 2015

Levrero por Fogwill


Posada Levrero - Colonia - Uruguay

La primera noticia sobre Varlotta, apareció en 1968 en el proverbial Lagrimal Trifurca del poeta Francisco Gandolfo. Su hijo Elvio pasó por Montevideo y volvió deslumbrado por la plaqueta de la primera edición (de autor) del relato de Gelatina y escribió lo que debió haber sido la primera de sus más de mil notas bibliográficas. Jorge Varlotta nació en 1940 en Montevideo. 
Después decidió ser Mario y adoptó su apellido materno. Sin embargo, siguió dejando mensajes en los respondedores telefónicos como "Jorge", y su e-mail es jvarlott@adinet.com.uy, aunque ya no responde: "Mario Levrero murió en el 2004".
Fue fotógrafo en Montevideo, librero en Piriápolis, desocupado en muchos lugares, divulgador de temas científicos y matemáticos en revistas, inventor de crucigramas y puzzles por encargo, redactor en la revista Juegos de Mente en Buenos Aires y columnista brillante en la revista Posdata de Montevideo. Hacker amateur, coleccionaba antiguos programas de D.O.S. e imágenes porno, preferentemente orientales. Los últimos años vivió del fruto de una beca Guggenheim y de los alumnos de sus talleres literarios in vivo y por mail.
Publicó en Uruguay, Argentina y España más de veinticinco obras literarias y dejó algunos inéditos preservados por el celo de su amigo y maestro de informática, el porteño Eduardo Abel Giménez. De ese material, y gracias al trabajo de Giménez y Alicia Hoppe, y al cuidado de Gandolfo, ha podido publicarse su extensa y en extremo testimonial La Novela Luminosa. Esa obra se presentó a la editorial Alfaguara de Argentina, que prefirió imprimirla en su filial de Montevideo y aún no la ha importado a la Argentina. 
Levrero siempre fue desafortunado con sus editores, incluso en los dos o tres casos, como en el de sus ensayos de Irrupciones I e Irrupciones II, para los que él mismo ofició de director editorial. De alguno de sus libros publicados en la Argentina, un editor megalómano llegó a imprimir una primera edición de 10.000 ejemplares, la mayoría de los cuales fueron reducidos a pulpa de papel para obtener dinero durante alguna de las crisis económicas de los años ochenta.
De varios de sus libros editados en Montevideo por la editorial Arca -con la que Levrero tuvo un largo litigio judicial- se hicieron versiones pirata, reimpresiones y reediciones desconociendo sus derechos de autor y la voluntad de sus herederos. 
Los relatos de Carros de Fuego y la deslumbrante novela El discurso vacío, fueron muy dignamente publicados por Trilce de Montevideo y también fueron reeditados. Es admirable que en un país de poco más tres millones de habitantes y no mas de diez librerías medianas se lea tanto y tan devotamente libros de tanta calidad y tan poco marketing. 
Uruguay -si exceptúa su Disneyworld del Este- es un país pobrísimo. En homenaje a Levrero visitamos sus librerías con Mario Bellatín, que conoce Bulgaria, ha vivido años en La Habana y venía de recorrer la India, y se sorprendió de encontrar una sociedad tan empobrecida pero lectora.
En Buenos Aires, hasta hace un par de años, se podían conseguir ejemplares de sus novelas emparentadas Paris, Ciudad y El Lugar. Este año, en varias visitas a las ferias de Parque Rivadavia y Parque Centenario, pude verificar que viajeros uruguayos y turistas españoles habían dado cuenta de los poco remantes que quedaban. En alguna distribuidora quizá queden ejemplares de las nouvelles Fauna/ Desplazamientos que, en 1987 y según costumbre, editó
feamente De la Flor. En librerías de viejos y usados pueden conseguirse los relatos publicados en Minotauro y alguna que otra revista del género ciencia ficción. 
Pésimo administrador de su prodigiosa obra, jamás tuvo agentes literarios ni asistió a cócteles y presentaciones de lujo. Recién a su muerte apareció la primera bibliografía de su larga producción, compilada por los alumnos de sus talleres. Hasta ahora se le reconocen nueve libros de relatos, diez novelas, dos libros de ensayos de prensa, dos historietas y su famoso Nick Carter, una novela-folletín paródica. Tal vez falte algo: mi fuente es el site http://www.taller-literario.com/mario_levrero.htm
Levrero vivió en Buenos Aires en los tiempos llamados del retorno a la democracia. Llegó esperando otra cosa de la Argentina y de la democracia y se encontró con el gobierno de Alfonsín, sus Felices Pascuas y la cultura populista radical de Gorostiza y Pacho O´Donell. Efectivamente, en esa época O´Donell era radical y Levrero no creía en la política. Reconocido por pocos fuera de la clientela de ciencia ficción, padeció un empleador despótico, pero también vivió grandes momentos cuando en 1983 y 1987 se publicaron en Buenos Aires dos de sus mejores colecciones de relatos: Aguas Salobres y Espacios Libres. 
Apuntes Bonaerenses se publica ahora en la web que data de aquellos años y fue tomado de la edición uruguaya de la antología El Portero y el Otro. En la web, vía Google, puede encontrarse su relato La calle de los Mendigos, que fue su predilecto.

Rodolfo Enrique Fogwill

3 comentarios:

  1. Del tiempo en que Fogwill hizo esta escueta biografía hasta hoy, hay que alegrarse porque la suerte editorial de Mario ha mejorado mucho, sus libros se encuentran bien, en lindas ediciones, al menos por estos lados. Su vida, tal vez, espero, como todas las vidas, tendría mil recovecos, mil instantes perdidos, tal vez alguno más. mil esperas, ilusiones, tedios, frustraciones y unos pocos libros escritos. Lo fundamental es que estos permanecen. La calle de los mendigos que menciona, es un cuento extraordinario. A mi me deja asombrado la perplejidad y rareza con que mira los objetos y acciones más cotidianos y simples que componen esa cosa desabrida que llamamos vida.

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  2. Yo lo que más lamento en esta vida es no haber nacido en el paisito,donde sí nacieron tantos escritores que amo, y donde sin dudas hubiese tomado clases con él. Y, si me dejaba, hacerle muuuucha compañía. Sobre todo en sus últimos años que estuvo tan solo.
    ¿Qué te falta leer de nuestro amado Mario? Que buscaría cómo resolverlo.
    En "Dejen todo en mis manos" el protagonista narra sus desventuras con las editoriales. Muy biográfico el asunto. Tanto como el rechazo de la novela póstuma... la luminosa...
    El puede hacer magia con los sucesos cotidianos,siempre viendo más allá... O simplemente con el hecho de enumerarlos, a mí al menos, me hace sentir que estoy a su lado.

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  3. Me encanta Argentina, lindo conocer sobre su literatura, saludos desde El Blog de Boris Estebitan

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